HOMENAJE A UN GRAN CALEFÓN

El comedor estudiantil "La Barbarie" es el centro de reunión de muchos de nosotros. Desde compartir una mesa para estudiar con compañeros y amigos, hasta tomar unas cervezas después de alguna clase. Creo que merece que le brindemos un homenaje a nuestro lugar de encuentro. Un lugar donde "Mi Calefón Universal" vuelve a mostrarnos que las palabras y las formas estan a nuestro alrededor todo el tiempo. Y que sin ellas, la vida no sería mas que un calefón apagado.

¿Y de que sirve un calefón sin nadie que lo prenda? Encendamos esa llama al máximo y demos todo de nosotros para que la vida se encienda y las palabras fluyan como al agua caliente que sale de nuestras canillas todos los días. Demos gracias al lenguaje por convertirnos en Seres Sociales. Las palabras son todo, no perdamos esa costumbre de comunicarnos con el otro.

De mi diario:

"La Barbarie", un Calefón Universal

Una foto de Bernardo Neustadt,
con un HIJO DE PUTA debajo.
Un rollo grande de papel
y un revuelto gramajo.

Un mural pintado,
pintado en la pared.
Con el sol y la luna saliendo,
saliendo ambos a la vez.

Un botella que hace de jarrón,
con un par de claveles en su interior.
Un microondas, un matafuego,
y una estufa que da calor.

Musica de fondo,
¿ no podrian ser Los Redondos?
Unos muebles con libros interesantes,
mucho humo y un par estantes.

Un cartel que dice:
"Café Cultura Nación"
y la Ley de Radiodifusión.

Una pipa de agua,
y una botella de Ron.
Y colgando en una soga,
un mojado pantalón.

Una botella de "Mumm"
al lado de una Villa del Sur.
Propaganda partidaría,
y un sin fin de telarañas.

Lámparas de estilo japones,
que alumbran de la cabeza a los pies.
Y solita en un rincón,
una planta de malvón.

Mate y alcohol,
-que gran convinación-
Café y cerveza,
servidos en la misma mesa.

"Si conservas ese Ideal de Justicia,
ahora es cuando.
Deja la avaricia,
te estamos convocando".

"Centro Cultural Caras y Caretas,
entrada libre y gratuita".
Pucha!
Hasta cosas que se hacen sin guita.

Papeles por doquier,
de fiestas que pasaron hace meses.
Gentes a granel,
que entran y salen varias veces.

Remeras pintadas a mano,
descansan en sus perchas.
Un pintor sin pulso,
hizo arte con ellas.

Una cocina abandonada,
con una sola hornalla.
Y la gente abrumada,
que grita y no se calla.

Unas mesas en silencio,
otras a puro ruido,
hacen del bar "La Barbarie"
un lugar poco aburrido.

A las 12 todo calla
y cada uno pa' su casa.

Ideas y destrucción,
sabor y sin sabor.

Mitad Platón,
mitad calefón.