

Tras ver en una o dos fotos antes un primer plano que hace ver a la niña como una anciana debido a su peinado y el manejo de la luz se puede luego observar la última foto en la cual poco a poco la niña se queda dormida en la oscuridad, y la sensación que deja dicha imagen es angustiosa pues podría interpretarse que su dormir, sea un dormir para siempre.
He aquí el poema:
Es preciso volver a saber nada al poco tiempo.
Entonces debía recorrer una ruta más extensa.
Preservar estas imágenes del acabamiento.
Preservar lo que una vez ví.
Imágenes sin ninguna palabra que no haga falta.
Confío en que ver escucha algunas cosas, que las palabras a veces son deforestación de texturas.
Validación de realidades, aprietamientos de existencia.
Vidrio.
Alexia y los maniquíes no tienen después.
No es posible repetir lo que ellos hablan.
Es una cuestión de tiempo.
Me quedo en el primer momento, la concepción antes del nombre, la vitalidad tanto de la imagen como de mi vínculo con ella.
Salvar imagen, girar la letra.
La inexorabilidad vida / muerte potencial de las cosas congela el eco material en la mirada.
Imágenes no se capturan, es la mirada capturada.
No sé qué quise decir
Fuera de la obra en sí, podía verse a algunas personas observando pero no muchas, aunque puede deberse al temprano horario en el que acudí a observar la exposición. La misma no es muy extensa pero aún así sabe hacerse llegar al espectador y expresar el movimiento de la niña gracias el efecto movimiento aplicado en las imágenes.
Esta serie de fotos está, según mi opinión, bien lograda y es una experiencia que vale la pena ver. Nöel Roffé logró una buena combinación entre el poema y las imágenes, la cual puede trasmitir una gran variedad de sentimientos en tan solo unos diez segundos.
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